¿En qué consiste el pólipo endometrial?

Cuando la capa que recubre el útero, endometrio, en la cual se produce la implantación del embrión, se altera de alguna forma surgiendo pertuberancias que modifiquen su morfología y desarrollando tejido endometrial irregular, hablamos de pólipos endometriales.

Estos “tumores” son formas que surgen en la pared uterina y que sobresalen de la misma. De formas y tamaños diversos, también pueden presentarse en un gran número o de manera más escasa. A veces ocupan solo un milímetro y en otros casos pueden llegar a alcanzar el tamaño de una pelota de golf y evitar tu deseo de ser madre y formar una familia.

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En la mayoría de ocasiones estos pólipos son benignos y pueden tratarse con facilidad, por lo que no es conveniente alarmarse si descubrimos que los padecemos.

Tipos de pólipos endometriales

A pesar de que existe una gran cantidad de tipos de pólipos los más comunes son:

  • Funcionales. Su aspecto es similar al del endometrio normal y dependen directamente de las cantidades de hormonas segregadas (estrógenos y progesterona, principalmente). Su diagnóstico es siempre benigno.
  • Hiperplásticos. Llegan a producir modificaciones morfológicas en el útero pero no se consideran en sí malignos. En el peor de los casos podrían ser pre cancerosos.
  • Atróficos. Son típicos de mujeres que ya han superado la menopausia y se parecen a otro tipo de quistes.
  • Orgánicos. No dependen directamente de la acción hormonal y es infrecuente que deriven en malignos. También son más frecuents en las mujeres que han dejado atrás la menopausia.
  • En raros casos se dan los pólipos malignos cuyas células se convierten en cancerosas atacando al sistema inmune.

Síntomas de los pólipos del endometrio

 Muchas son las mujeres que no experimenta ningún síntoma a pesar de que tenga pólipos. Sin embargo, otro gran número de ellas puede sufrir uno o varios de estos que son los más comunes:

  • Sangrado intermenstrual o profuso durante las menstruaciones, que se convierten en largas e irregulares.
  • Sangrados moderados entre periodos.
  • Sangrados vaginales una vez pasada la menopausia.
  • Dolor y sangrado después de mantener relaciones sexuales si los pólipos se localizan en la zona del cuello uterino.
  • Flujo vaginal abundante de color amarillo o blanco intenso.

  • Problemas de fertilidad.
  • Anemia provocada por los continuos sangrados.

Es infrecuente que los pólipos del endometrio o uterinos causen dolores importantes, pero sí determinadas molestias en la zona del bajo vientre a las que la mujer deberá estar atenta.

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Así mismo, existen ciertos factores que condicionan una predisposición a padecer esta patología del endometrio, como:

  • Obesidad y estilo de vida sedentario
  • Tener más de 45 años
  • Ser postmenopaúsica
  • Sufrir de hipertensión

No obstante, en numerosos casos es muy difícil determinar el orígen de estos pólipos, por lo que también es complicado prevenir su aparición.

Los pólipos uterinos y la fertilidad

Este trastorno en el aparato reproductor femenino puede suponer una causas de infertilidad en un 15% de los casos. En principio no revisten gravedad, se relacionan con la fertilidad de la mujer dependiendo del tamaño del mismo, dado que pueden causar abortos espontáneos, evitar la implantación del embrión y no permitir el paso de los espermatozoides al óvulo.

En una clínica de fertilidad una de las primeras pruebas cuando se muestran problemas de fertilidad es la búsqueda de pólipos endometriales que se ven a través de una ecografía transvaginal o una histeroscopia.

Cómo tratar un pólipo localizado en el endometrio

A pesar de que tan solo un 5% de los pólipos endometriales se convierte en maligno, muchas mujeres deciden eliminarlos como medida de prevención o para terminar con las incomodidades que les producen o para recuperar su fertilidad.

El procedimiento más habitual y sencillo es una histeroscopia a través de una pequeña cámara que se introduce en el útero y que permite al especialista observar su interior, localizando exactamente cada pólipo. Esta intervención implica muy pocos riesgos y se realiza con anestesia local en la mayoría de los casos. Por lo general, una vez extraído el pólipo se envía una muestra al laboratorio que valorará si es benigno o maligno.

La siguiente alternativa es la polipectomía, que consiste en una cirugía más clásica en la que se extraen los pólipos. Esta opción es recomendable para mujeres jóvenes que hayan visto su fertilidad comprometida por esta patología.

Estas son intervenciones que se practican en numerosos casos y con muy buen pronóstico.

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