Cuando una mujer está intentando quedarse embarazada, uno de sus principales temores es que, tanto sus hábitos de vida como su alimentación, puedan afectar al proceso de implantación embrionaria. Por ello, si deseas ser madre, te recomendamos que leas los 4 hábitos de vida que podrían perjiducar la implantación del embrión.
Una de las claves fundamentales para conseguir el embarazo es que la mujer conozca bien cada uno de sus ciclos menstruales, detecte el momento concreto en el que se produce la ovulación, y mantenga relaciones sexuales sin protección en sus días fértiles.
Por otro lado, las mujeres que no han conseguido quedarse embarazadas de forma natural y tienen que recurrir alguna técnica de Reproducción Asistida como la inseminación artificial o la fecundación in vitro, también desean que el proceso de implantación embrionaria se produzca con éxito y dé como resultado ese embarazo tan deseado.
¿Qué hábitos de vida pueden afectar a la implantación del embrión?
Repasamos cuáles son los hábitos de vida que no favorecen la implantación embrionaria, empezamos:
Una vez que el óvulo ha sido fecundado, éste comienza su recorrido hacia el útero, que será el lugar en el que se produzca la implantación del nuevo embrión. Del éxito de este proceso, depende que el embarazo siga o no adelante, por ello, cuando una mujer desea quedarse embarazada sabe lo importante que es cuidarse en este preciso momento de su vida.
Se ha demostrado científicamente que algunos hábitos de vida pueden comprometer el proceso de implantación embrionaria. Por ello, tanto las mujeres que desean quedarse embarazadas de forma natural, como aquellas que lo hacen a través de una Fecundación In Vitro (FIV) han de seguir algunos consejos, para que el embrión pueda anidar con éxito en el útero y crecer allí durante los nueve meses que dura el embarazo.
Uno de los factores que influyen de forma directa en la receptividad embrionaria es, sin lugar a dudas, el consumo de tabaco. Y es que, debes dejar de fumar antes del embarazo, se ha demostrado que las mujeres que fuman pueden reducir de forma acelerada el número de folículos que se desprenden en cada ciclo. Además, las fumadoras tienen también más posibilidades de sufrir alteraciones hormonales que impidan la correcta maduración del óvulo.
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También se ha demostrado que el sobrepeso es otra de las causas que dificulta el proceso de implantación embrionaria porque produce alteraciones en el sistema endocrino de la mujer, favoreciendo los desequilibrios hormonales e impidiendo también la maduración ovocitaria.
Otro de los 4 hábitos de vida que podrían perjiducar la implantación del embrión es un aspecto clave que también influye de forma directa en la implantación del embrión, es el estado en el que se encuentre el sistema inmunológico de la mujer. En este sentido, y para poder aceptar un nuevo embarazo, el organismo de la mujer no debe sufrir ninguna carencia que pueda impedir la receptividad del endometrio para acoger a un nuevo embrión.
¿Qué alimentos favorecen la implantación?
Diversos estudios científicos han puesto de manifiesto que la carencia de vitamina D afecta de forma directa al sistema inmunológico de la mujer, y por lo tanto, también pueden afectar al proceso de implantación embrionaria.
En este sentido, la mujer que intenta quedar embarazada deberá consumir alimentos ricos en vitamina D, como el pescado, los cereales, las legumbres (especialmente la soja), y los productos lácteos especialmente enriquecidos con esta vitamina.
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La ingesta de ácido fólico es también esencial para preparar el cuerpo de la mujer de cara al embarazo. En este sentido, algunos de los alimentos que mayor concentración de ácido fólico poseen son: las verduras de hoja verde, las legumbres, el brócoli, los espárragos, los cereales integrales o la leche.
Se ha demostrado que una dieta con alto contenido en grasas saturadas y en azúcares refinados puede impedir que la implantación del embrión se desarrolle con éxito, fundamentalmente, porque estos alimentos generan desequilibrios en el sistema endocrino de la mujer, y esto afecta de forma directa a su nivel de hormonas, muy necesarias en todo el proceso de implantación embrionaria.