Uno de los primeros pasos antes de emitir un diagnóstico o problema de fertilidad es, precisamente, el de evaluar la reserva ovárica de la mujer o lo que es lo mismo, la cantidad de óvulos que le quedan disponibles en el ovario, así como la calidad de los mismos.
Al nacer, las niñas tienen aproximadamente un millón de óvulos. Durante la etapa de la pubertad y para el comienzo del primer ciclo menstrual, el número de óvulos disminuye hasta una cifra aproximada de 300.000. Y de éstos, sólo unos 400 óvulos se liberarán a lo largo de la etapa reproductiva.
Sin embargo, un estudio reciente llevado a cabo por investigadores de Reino Unido ha desvelado que cuando la mujer cumple los 30 años, se estima que casi el 90% de la reserva ovárica que tenía al nacer ha desaparecido por completo. Por lo tanto, a los 40 años de edad, la mujer cuenta tan sólo con un 4% de su reserva ovárica inicial, según apunta esta investigación.
Actualmente existen diferentes técnicas para saber si la reserva ovárica de la mujer es baja o es la correcta. A través de la edad, por ejemplo, o también a través de la concentración de la hormona folículo estimulante (FSH) el tercer día del ciclo, se puede averiguar cómo es la reserva ovárica de la mujer.
También se puede valorar en qué situación se encuentra la reserva ovárica femenina a través del recuento de folículos antrales con ecografía, o mediante la respuesta ovárica a los medicamentos inductores de la ovulación. Sin embargo, en los últimos años se está empezando también a utilizar una nueva técnica que aporta datos muy precisos sobre la reserva ovárica de la mujer. Esta técnica es la medición de la presencia de la hormona anti mülleriana (AMH) en sangre, que se puede evaluar durante cualquier día del ciclo menstrual y no precisa de ecografía.
Para determinar la reserva ovárica de la mujer, un valor de entre 0,7 y 3,5 ng/ml de la AMH indica una reserva ovárica normal. Sin embargo, valores inferiores a 0,7 ng/ml se consideran datos indicativos de una baja reserva ovárica.
Debido a su alta tasa de precisión, la medición de la AMH se está utilizando cada vez más en ginecología y endocrinología como una prueba de fertilidad muy eficaz a la hora de orientar las opciones de tratamiento para las mujeres que no son fértiles, o también para calcular la probabilidad de gestación.
¿Qué significa tener una reserva ovárica disminuida?
La baja reserva ovárica o la reserva ovárica disminuida significa, que si la mujer quiere ser madre, es probable que tenga que recurrir a técnicas de reproducción asistida para conseguirlo, porque no podrá ser madre o quedarse embarazada de forma natural.
A menudo, la edad de la mujer suele ser el factor que más influye en la baja reserva ovárica y existe una relación inversamente proporcional entre ambos factores. Por ello, a mayor edad de la mujer, menor cantidad de óvulos de calidad.
Otro factor que puede influir muy directamente en el la baja reserva ovárica o en una reserva ovárica disminuida es el fallo ovárico prematuro omenopausia precoz. En este caso, la mujer agotará su reserva ovárica mucho antes de la edad esperada.
Otras causas que pueden influir directamente en la baja reserva ovárica son: algunos tratamientos médicos y quirúrgicos como la quimioterapia o la radioterapia, el estrés, la obesidad, la contaminación ambiental, el consumo de drogas, tabaco o alcohol, la exposición a productos tóxicos o pesticidas, y algunas enfermedades ginecológicas como por ejemplo, la endometriosis o las infecciones en la pelvis.