Quistes ováricos: qué debes tener en cuenta

Los quistes ováricos son un problema hormonal relativamente frecuente en las mujeres que puedes calcular la edad fértil. Se estima que esta complicación ginecológica afecta a entre un 5 y un 10% de las mujeres jóvenes. Pero, ¿qué son los quistes ováricos exactamente?

Un quiste ovárico es un saco de líquido que se producen en los ovarios o en las paredes de los mismos. Gran parte de ellos tienen un tamaño pequeño, son asintomáticos y no producen mayores complicaciones. Muchos quistes ováricos desaparecen por sí mismos, aunque hay un porcentaje menor que sí puede convertirse en maligno y en los que habrá que valorar su extirpación.

Los quistes ováricos pueden detectarse de forma sencilla a través de una ecografía transvaginal o ultrasonido por lo que el ginecológico determinará si necesitan o no tratamiento. Existe una gran variedad de tipos de quistes ováricos.

¿Qué tipos de quistes ováricos existen?

La mayor parte de ellos son funcionales, que significa que están causados por los propios cambios hormonales del periodo menstrual. No suelen presentar una sintomatología específica, salvo algún retraso en la aparición de la menstruación. Dentro de este tipo encontramos:

  • Quistes foliculares. Se producen cuando el folículo que debe abrirse para expulsar el óvulo no se abre bien. El líquido se queda atascado dentro.
  • Quistes lúteos. El folículo que tiene que expulsar el óvulo realiza dicha acción pero, después de ello, vuelve a cerrarse y retiene líquido en su interior. Suelen desaparecer unas semanas después de forma espontánea aunque, en ocasiones, pueden crecer hasta los 4 cm y causan dolor.

Otro tipo de quistes ováricos más excepcionales y cuyo origen no son los cambios hormonales del ciclo menstrual son:

  • Quistes dermoides. También conocido como teratoma maduro suele darse en mujeres jóvenes, de entre 20 a 29 años, cuya capacidad reproductiva está en su punto álgido. Habitualmente son benignos, derivan de células embrionarias y no suelen afectar a la fertilidad. No obstante, pueden alcanzar un gran tamaño provocando que el ovario se desplace de su posición normal. A veces están presentes desde el nacimiento, pero es en ese rango de edad cuando se desarrollan. El ginecólogo puede decidir extirparlos para evitar su crecimiento desproporcionado.
  • Derivan de una patología conocida como endometriosis. Los tejidos del endometrio crecen en los ovarios, lo cual produce dolor acusado, además de afectar a la fertilidad.
  • Se desarrollan fuera del ovario y si crecen demasiado pueden provocar fuertes dolores.

Cómo afectan los quistes a la fertilidad


Depende del tipo de quiste y del tamaño del mismo afectarán de un modo u otro a las mujeres y a su capacidad reproductiva para ser mamá.

Cuando ocupan mucho espacio en el ovario no permiten que éste se desarrolle correctamente y expulse óvulos adecuados. Si un quiste produce una torsión, el riego sanguíneo no es el correcto y su funcionalidad puede verse comprometida. Algunos, pueden provocar la anovulación durante periodos concretos de tiempo, afectando también a la fertilidad.

Cómo reconocer los quistes en los ovarios

Los síntomas más comunes en la aparición de quistes ováricos son:

  • Dolor en la zona pélvica especialmente tras mantener relaciones sexuales (dispaurenia).
  • Dolor pélvico antes, durante y después de la menstruación.
  • Irregularidades menstruales / menstruaciones abundantes.
  • Inflamación de la parte baja del abdomen.
  • Náuseas, vómitos, sensibilidad en los senos.

Quistes ováricos: cuál es el tratamiento efectivo

Los quistes pequeños y asintomáticos no suelen percibir ningún tratamiento especial ya que desaparecen solos pasadas unas semanas. Si no es el caso, se administran píldoras anticonceptivas para frenar la producción de los ovarios hasta que se eliminan los quistes.

Otro de sus tratamientos que es aconsejable es la pérdida de peso, que influye directamente en la disminución de la secreción de andrógenos.

Por último, en los quistes de mayor diámetro (más de 5cm) y/o que causan dolor puede aconsejarse la extirpación quirúrgica (a través de cirugía laparoscópica).

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