Motivos reales para abandonar un proceso de adopción

La adopción consiste en otorgar a un niño que, por unas circunstancias u otras, carece de familia propia o no puede permanecer con ella, de otra familia a todos los efectos, que se convertirá en su núcleo de desarrollo vital. Sin embargo, es habitual en mitad de estos trámites encontrar algún motivo para abandonar un proceso de adopción, veamos algunos de ellas.

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¿Por qué dejar a medias un proceso de adopción?

Esta nueva familia otorgará al menor los mismos recursos que debería haber tenido con su familia de origen, tanto a nivel emocional y afectivo, como económico, educacional… Le dará sus apellidos y será su familia “definitiva” a todos los efectos legales.

Cada uno de los tipos de adopción es una acción altruista que beneficia tanto al menor como a sus futuros padres. Por un lado, el niño encontrará lo que siempre ha anhelado, una familia en la que crecer y desarrollarse. Por otro, sus progenitores adoptivos recibirán un hijo, algo por lo que muchos de ellos seguramente lleven años luchando sin conseguirlo.

Sin embargo, y a pesar de lo idílico que puede sonar inicialmente, la adopción en nuestro país y también fuera de él es un procedimiento complejo, complicado y que conlleva bastantes trámites burocráticos a la hora de ser madre y formar una familia.

Los largos tiempos de espera y las trabas en los papeleos hacen que, en algunas ocasiones, el final de estos procesos no sea finalmente feliz.

De ahí que a veces los futuros padres terminen abandonando a mitad de camino su proceso de adopción, abrumados por los impedimentos externos que se les plantean.

Existen diversas causas reales por las que paralizar un proceso de adopción. Y entre ellas están las siguientes:


1. No pasar la selección de idoneidad

En España, tanto en las adopciones nacionales como en las internacionales, la potestad para llevar a cabo el proceso la llevan, de forma independiente, cada comunidad autónoma. Esto hace que aunque todas estén reguladas por las leyes de protección del menor y la infancia, cada una avance en los trámites de forma distinta.

Lo que sí es común en todas ellas es que, después de la solicitud por parte de los futuros padres, se establezcan una serie de entrevistas y análisis de los mismos para valorar si resultan “aptos”. En líneas generales se exige que las parejas tengan un buen nivel económico, con trabajos estables, una estabilidad emocional amparada en 2 años de convivencia mínimo, 14 años más por lo menos que el niño adoptado (pero no superar su edad en más de 40 años) y muchas comunidades exigen que los padres residan en la misma comunidad del niño. En las adopciones internacionales, también cada país marca sus reglas.

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2. Tiempos de espera agotadores

En España, el mínimo de tiempo que se está tardando en la actualidad para “resolver” los casos de adopción de los más afortunados es de 6 años. Una cifra que en muchos casos echa para atrás a los futuros padres.

Los juzgados encargados de las resoluciones están “saturados” y sólo para poder poner los “apellidos a los niños”, un trámite “menor”, se tarda una media de dos años.

En el caso de las adopciones internacionales la cosa tampoco mejora mucho, pues muchos países también han endurecido el proceso y complicado los trámites. Tristemente este es uno de los motivos para abandonar un proceso de adopción más frecuentes.

3. Qué se conciba de forma natural

Una de las razones por las cuáles se puede abandonar un proceso de adopción es que puedes quedarte embarazada de forma natural ahora que el estrés ya no recae sobre ti y dado que estás centrada más en los trámites necesarios para la adopción.

4. Superar la edad considerada “apta”

A pesar de no estar regulado, muchas comunidades consideran que los futuros progenitores no deben superar los 40-41 años de edad y este es un punto favorable para que suban en las listas de selección. Pero este requisito choca con los largos tiempos de espera que provocan, por ejemplo, que una pareja que comience el trámite con 36 años pueda terminarlo con 42.

5. Falta de liquidez

La adopción nacional en principio es gratuita. No así la internacional que en muchos casos implica grandes desembolsos de dinero, que pueden llegar hasta los 30.000 euros entre trámites, papeleos y estancias en el país de origen del niño.

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