Problemas de fertilidad por incompatibilidad genética

Cuando una pareja no consigue un embarazo natural llevando un tiempo intentándolo, a veces se achaca su no consecución a problemas de incompatibilidad genética de ambos miembros. Pero, ¿es esto realmente un mito o una realidad? La respuesta sería que ambas cosas.

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Por una lado, existe parte de creencia popular respecto a este motivo, que muchas veces se achaca gratuitamente como causa de infertilidad masculina o femenina cuando no se ha descubierto ningún otro motivo. Por otro, es cierto que existe la posibilidad de que una pareja sea incompatible genéticamente, en el sentido de que ambos presenten una carga genética similar y sean portadores de enfermedades de transmisión genéticas receptivas, que ellos no han desarrollado pero que sus futuros hijos sí que puedan hacerlo.

De ahí que a la pregunta de si puede existir una incompatibilidad genética entre una pareja que les impida tener descendencia entre ellos pero no con otras personas, la respuesta sea un “no” rotundo. Lo que sí que hay son parejas en concreto se estima que un 20% con problemas para reproducirse de tipo cromosómico o genético. Y, como explicábamos anteriormente, parejas que portan las mismas enfermedades genéticas de tipo recesivo que podrían manifestarse en sus hijos. Y para ello deben hacerse un matching genético en un centro especializado.

Pruebas para determinar problemas genéticos en una pareja

Dicho esto las pruebas genéticas también son una parte importante de los estudios de fertilidad que se realiza a los pacientes con problemas de fertilidad. En estos análisis se estudian los cariotipos de la pareja, así como el síndrome de X frágil en la mujer o las microdelecciones del cromosoma Y en el hombre.

En cuanto a las enfermedades hereditarias, cabe destacar que si ambos miembros de la pareja son portadores de la misma dolencia de tipo recesivo existe un 25% de probabilidades de que alguno de sus hijos la sufra. No obstante, esta “casualidad” en la pareja no es demasiado habitual hoy en día, por la diversidad de cada persona y su árbol genealógico. Sí que es frecuente que ocurran estos casos en comunidades más aisladas o con parejas que comparten lazos familiares. Pero, ni aun así, existe una incompatibilidad reproductiva de ambos.


Lo que sí existe son más opciones de pérdida de embarazos o abortos espontáneos en su fase gestacional y más posibilidades de engendrar bebés que hayan heredado la misma mutación genética por parte de sus padres y desarrollen algún tipo de enfermedad.

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De ahí que, para prevenir esta consecuencia, existan Test de compatibilidad genética a través de los cuales se estudian más de 600 genes con los que identificar posibles anomalías.

Este tipo de test están especialmente indicados para aquellas parejas que tienen antecedentes de enfermedades hereditarias o que pertenecen a un mismo núcleo familiar. También para aquellas que se someten a tratamientos de fecundación in vitro con semen u óvulo de donante. Una técnica en este último caso que suelen ofrecer todas las clínicas de reproducción asistida, que estudian siempre de manera previa la compatibilidad entre donantes y receptores.

En el caso que el Test de compatibilidad genética arrojase algún resultado preocupante existen alternativas. La primera de ella sería la Fecundación in Vitro (FIV) utilizando un Diagnóstico Genético Preimplantacional. Esto significa que los embriones resultantes de la fusión entre el óvulo y el espermatozoide se analizarían previamente para descartar aquellos que presentaran la enfermedad. Sólo se transferirían al útero de la mujer los embriones sanos.

Si esto no fuera posible y todos los embriones estuvieran “enfermos” la siguiente opción sería acudir al mismo tratamiento de reproducción asistida (FIV) pero esta vez utilizando semen u óvulos procedentes de donantes.

En conclusión, no debemos preocuparnos por encontrar una pareja “genéticamente compatible” o por los problemas de fertilidad por incompatiblidad genética, pues a priori, cualquier pareja puede serlo.

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