Los niños necesitan jugar, es un hecho indiscutible. Y no solamente porque se divierten y no tienen obligaciones que atender. Cuando juegan descubren el mundo que hay a su alrededor, desarrollando por el camino su intelecto, sus habilidades sociales, su musculatura y su psicomotricidad.
Como ves, no es un asunto que se pueda descuidar. Y ahora que vas a ser mamá dentro de muy poquito, te sorprenderá saber que es importantísimo que jueguen desde muy pequeñitos y que les acompañemos durante una parte de su tiempo de juegos.
¿Qué conseguirás jugando con tu pequeño?
Cuando jugamos con nuestros hijos se obtiene toda una serie de beneficios que merece la pena conocer. Vamos a ver en qué consisten.
- Refuerzas el vínculo que hay entre vosotros. Qué duda cabe: compartir una actividad permite que estéis más unidos, ya que resolvéis problemas codo con codo, interactuáis el uno con el otro y reforzáis la empatía. Y si se trata de una actividad divertida, como lo es el juego, todas estas virtudes se potencian al máximo.
- Consigues que aumente su vocabulario. Los niños son auténticos prodigios cuando se trata de imitar aquello que ven y oyen. Cuando juegas con él y nombras aquellos juguetes y objetos que manipuláis, tu bebé escucha todas tus palabras y frases y las va interiorizando. Con el tiempo esta estimulación dará sus frutos y comprobarás que poco a poco va añadiendo estas expresiones a tu repertorio.
- Aprende las relaciones espaciales con mayor rapidez. Al verte jugar con diferentes objetos, que colocas en distintas posiciones y desplazas de un lado a otro y de arriba abajo, tu hijo va asimilando las relaciones espaciales entre todos los objetos a su alcance, aprende a relacionar tamaño con peso e identifica con facilidad formas y colores.
- Aprende a expresar emociones. Si cuando jugáis juntos expresas tus emociones, tu pequeño aprenderá a hacer lo propio, algo que será sin duda muy beneficioso a lo largo de toda su vida. Saber gestionar y expresar nuestras emociones a los demás es un aspecto clave para nuestra felicidad, y que tu hijo aprenda a hacerlo desde pequeño allanará el camino hacia su bienestar y éxito en lo personal. Por ello, expresa tus emociones de una forma sana y natural, tanto las positivas como las negativas, pero de una forma equilibrada y sin tender al dramatismo.
- Generas confianza en vuestra relación. Jugar en estas etapas de la vida implica confiar en el otro, así que el juego es una oportunidad fabulosa para generar confianza entre ambos. Aprovéchala y verás qué sana es una relación en la que ambos confiáis mutuamente en el otro.
- Aprendéis a entenderos mejor. Interactuando se genera empatía, la capacidad para entender la situación de los demás poniéndonos en su lugar. Jugar juntos es el mejor escenario de interacción para generar empatía entre vosotros.